Desde hace varios años se habla de una crisis en la industria discográfica a escala global. El tema cada año regresa con una nueva variante, situación que confirma que la estructura que mantiene de pie a las grandes disqueras transnacionales necesita no apretar ciertos soportes, sino ser reconstruida.
Primero fue el intercambio de archivos gratuitos de canciones, a través de programas como Napster, iMesh, Audiogalaxy, Kazaa, entre otros. La aparición de estos sistemas fue un trago amargo para la industria, que independientemente de la aparición de estos "programasmalignos" las ventas no eran las mismas. Ya estaban en pique.
Las ventas de discos compactos continuaron a la baja durante los años 2004 y 2007, aunque curiosamente los títulos de artistas que tuvieron sus mejores épocas entre los sesenta y los ochenta se mantuvieron, e inclusive aumentaron sus ventas.
A su vez, a pesar de la cacería de brujas que se desató por parte de la industria contra las personas que bajaban canciones de Internet y desarrolladores de programas para intercambio gratuito, las ventas continuaban a la baja.
Hubo otros factores que mostraban que la era de los grandes sellos ya estaba dando las últimas respiraciones. Tal es el caso del boom de servicios interactivos como lo son las comunidades en línea como MySpace, el cual ha sido muy utilizado por artistas y disqueras independientes, pero también para artistas que graban para las discográficas más influyentes. Otro caso interesante es que la venta de discos en formato electrónico ha ido a la alza. En buena medida, el responsable de esto ha sido Apple con toda su estrategia planteada alrededor del iPod, que incluye la tienda en línea iTunes Store, y que ha crecido en los países donde tiene presencia. Microsoft quiso hacer una estrategia similar con su dispositivo Zune, aunque no ha dado los resultados esperados. En ambos casos hubo ciertos problemas con las disqueras más importantes, por la cuestión de derechos y los precios de las canciones y los discos.
En sí ya son varios los factores que rodean a la moribunda industria discográfica, aunque debo aclarar que más que la industria esté muriendo, son sus prácticas comerciales las que deben actualizarse, y más ante el creciente auge que han tenido los sellos y sobre todo artistas independientes, que en algunos casos han sabido sacar más provecho de las nuevas tecnologías que los gigantes del mercado.
Los rebeldes
Ahora sí, la estocada final parece que ha sido dada por agrupaciones que dieron mucho a, y recibieron mucho de las disqueras transnacionales. Tales son los casos de Radiohead y Nine Inch Nails (NIN). Ambas lanzaron sus nuevas producciones vía Internet, prácticamente sin contar con las disqueras como intermediarios, aunque sí ha habido ajustes en su planteamiento.
Comencemos con Radiohead. En octubre pasado lanzaron In rainbows a través de su sitio web. Lo interesante del caso es que el precio lo ponía el comprador. Se dice que sólo el 40 por ciento pagó por la descarga.
Uno de los puntos interesantes de este caso, es que luego la banda firmó con la disquera XL Recordings para la distribución de la edición física. Ahí es donde perdió un poco de credibilidad, pues XL tiene tratos con Warner.
In rainbows es un buen disco, que bien sí pudo haber salido sin problema alguno bajo el manto de un sello transnacional. Aquí lo relevante es que alguien se atrevió a lanzar algo, y con extras, desde la red sin el apoyo de sellos. Se habla de que el disco tuvo millones de descargas el tiempo que estuvo disponible en línea.
Por su parte, el proyecto de Trent Reznor, mejor conocido como Nine Inch Nails lanzó en marzo pasado su Ghosts I-IV. Disco doble desde la dirección electrónica de la banda. Las primeras nueve de las 36 canciones incluidas fueron gratuitas. El paquete en formato digital cuesta cinco dólares.
Éste es un caso aún más interesante que el de Radiohead, pues Reznor trabaja en el desarrollo de ciertas licencias que permitan utilizar algunas partes de las obras sin la necesidad de pagar derechos. Es una de las cosas que más se esperan en este año. Además, en abril salió la edición en físico, para lo cual Reznor ya amarró con fines de distribución a algunos de los almacenes más importantes de Estados Unidos.
En sí, parece que las disqueras tienen que renovar sus prácticas, si no quieren extinguirse.
Texto: Gustavo Abarca. Dibujo: D. A.
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